martes, 10 de marzo de 2009

La política económica de la dictadura de Primo de Rivera

Frente a la crisis económica y la consiguiente crisis social que supuso la caída de las exportaciones que implica el final de la I Guerra Mundial, el periodo de la Dictadura de Primo de Rivera conocerá una etapa de crecimiento hasta 1929, que se ve frenado por la crisis internacional. Este crecimiento se debe a:
El crecimiento económico internacional de los felices –20 y la recuperación de comercio internacional tras la I Guerra Mundial, gracias al Tratado de Locarno.
El desarrollo de determinados sectores en dicha década, que generarán nuevos empleos (telefonía, construcción de carreteras, automóvil)

La dictadura mezclará en su política económica el ideario del nacionalismo español, con su tendencia a la autarquía, del regeneracionismo, con el desarrollo de obras públicas, el antiliberalismo, con la intervención del estado en la economía, y la protección de los intereses de las clases dominantes.

En la política agraria, donde el problema del campesinado sin tierra y la baja productividad eran el mayor problema del país, llevó a cabo dos tipos de acciones que, sin embargo, dejaron frustradas las expectativas de los campesinos:
La Reforma Agraria. En 1927 se anunció una reforma agraria que permitiría al campesinado adquirir tierras mediante préstamos del Estado. Pero ante este anuncio se movilizaron los terratenientes, en defensa del sagrado derecho de la propiedad, y lograron abortar esta reforma.
El Plan de Obras Hidráulicas. Hubo cierta apatía por parte de los propietarios latifundistas, porque pensaban que la puesta en regadío les implicaría una reparcelación de la propiedad.

En la política industrial llevó a cabo un intervencionismo, a imagen del fascismo italiano, que se centró en:
La realización de obras públicas, como motor de empleo, aprovechando la bonanza económica del momento y siguiendo los postulados del regeneracionismo.
La nacionalización de determinadas empresas en régimen de monopolio, como el sector petrolífero (CAMPSA) o el de la telefonía (Telefónica), lo que puso en su contra a las multinacionales extranjeras, que retiraron sus inversiones en España ante la amenaza de la nacionalización de otros sectores.
El apoyo a la relocalización geográfica industrial en el sur de España, que no implicó grandes cambios, pero que llevó a la burguesía vasca y catalana a la separación respecto al régimen
Las ayudas económicas estatales a empresas deficitarias como los ferrocarriles la industria naval y la colocación al frente de algunas de ellas de políticos o mandos militares, provocó el aumento de una imagen de corrupción que el régimen pretendía eliminar.

Pese a la bonanza económica de la mayor parte de la dictadura, los últimos años supusieron la quiebra económica del régimen debido:
A la extensión de la crisis internacional del 29.
A la retirada de capitales extranjeros debido a la política nacionalista y a la consiguiente oposición del empresariado español por el retraimiento de la economía.
El aumento de la deuda pública debido a las inversiones en obras públicas, pero también a un incontrolado sistema de gestión económico que no respondía ante ningún parlamento y que le permitió un gasto arbitrario de las subvenciones estatales y de las inversiones.
La tibieza de las reformas agrarias ante la presión de los terratenientes, que implicó la permanencia de la cuestión agraria.

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