domingo, 25 de enero de 2009

El sistema político de la restauración y los elementos opositores al mismo


La Restauración

Entendemos por sistema político de la Restauración el del periodo entre 1874, año el que finaliza del Sexenio Democrático, y 1923, año el que Primo de Rivera comienza su dictadura. Ocupa el reinado de Alfonso XII, la regencia de María Cristina y el de Alfonso XIII.
La vuelta de la dinastía borbónica se apoya en:
- El agotamiento del sexenio democrático debido a su inestabilidad política y a los conflictos que lo azotan (Guerra de Cuba, III Guerra Carlista, levantamiento cantonal, etc.)
- La presión por parte de la oligarquía dominante por recuperar el control político sobre el estado que poseía durante el reinado de Isabel II
- El giro hacia el conservadurismo de los países de Europa Occidental (Mac Mahon en Francia, Bismarck en Alemania, Reina Victoria en Reino Unido) tras la experiencia revolucionaria de la Comuna de París y la expansión de la I Internacional, que aísla al modelo democrático español.
- La propaganda realizada por Antonio Cánovas del Castillo a favor de la restauración de la monarquía en la figura de Alfonso XII, como rey que conciliase los valores tradicionales con el respeto a las instituciones liberales.
- El pronunciamiento a favor de Alfonso XII del General Martínez Campos en Sagunto, que apenas encuentra contestación.



Las Bases del Sistema

Cánovas es el diseñador del sistema, que se basa:
- En la restauración de los Borbones en la figura de Alfonso XII, a quien se presenta como un rey-soldado, respetuoso con la tradición liberal del XIX, defensor del orden y del catolicismo y vencedor del carlismo.
- En la constitución de 1876, que es una constitución moderada, pero que recoge elementos de la democrática del 69.
- En el turnismo en el poder entre el Partido Conservador, liderado por Cánovas, y el Partido Liberal, de Sagasta, que se alternan en el poder de modo sistemático desde el Pacto del Pardo, para evitar los enfrenamientos del periodo Isabelino y el recurso al pronunciamiento.
- Un sistema electoral que admite un sufragio universal masculino, pero con circunscripciones unipersonales que favorecen el bipartidismo.
- El control por parte de la oligarquía del sistema político, a través del control sobre el sistema electoral diseñado por Posada Herrera; social, mediante el control sobre el empleo público y del caciquismo en el medio rural; y económico, mediante una política proteccionista.

Los partidos del sistema

Cánovas crea el sistema bipartidista, según el modelo inglés. Se pone él al frente del Partido Conservador, heredero del Moderado, e invita a Sagasta a que haga lo propio al frente del Liberal, heredero del Progresista. Socialmente ambos partidos representan los intereses de grupos muy similares vinculados a la burguesía, si bien los conservadores están más relacionados con la oligarquía agraria y la defensa del clericalismo y de la tradición, mientras que el Liberal representa más a los defensores de la tradición liberal y la defensa del sufragio universal, las libertades y la separación iglesia-estado.
Su pactada alternancia en el poder permite avanzar en la legislación durante el periodo y evitar el recurso a la violencia.



Los partidos ajenos al sistema

Existen otros partidos ajenos al poder y que defienden un cambio en el sistema:
- El Partido Carlista. Actualiza su ideario con una defensa de la catolicidad del estado y del foralismo y relegando la defensa del legitimismo dinástico. Mantienen su feudo en Navarra.
- Los partidos republicanos. Herederos del liberalismo más puro, se presentan divididos. Tienen numerosos votantes entre la pequeña burguesía y el proletariado urbano, y obtienen mayorías en elecciones municipales en Madrid. Valencia, con una economía donde se está fortaleciendo la exportación de cítricos, también obtiene diputados republicanos.
- Los partidos nacionalistas como el PNV y Solidaridad Catalana. Ambas opciones surgen a raíz del fortalecimiento de sus burguesías, del renacimiento de la cultura popular en las sociedades industriales y del fortalecimiento de las políticas proteccionistas y nacionalistas desde 1885 en toda Europa.
o El PNV, fundado por Sabino Arana, tiene un ideario basado en la tradición, la religión, la raza y la cultura vasca, aunque acepta el liberalismo, a diferencia de los carlistas. Mantendrá una posición de confrontación con el gobierno del estado, de quien reclama la independencia.
o Solidaridad Catalana agrupa a los diversos grupos nacionalistas catalanes y logrará desbancar de Cataluña a los partidos del sistema. Defiende la creación de una mancomunidad catalana con un estatuto de autonomía propio. Su estrategia es la de la negociación con el Estado español.
- Las organizaciones obreras como el PSOE, fundado por Pablo Iglesias, que se convertirá en el primer partido de clase. También se organizan otros grupos obreros como Solidaridad Obrera, en Cataluña, UGT (sindicato socialista) o CNT (sindicato anarco-sindicalista)
- El Partido Republicano Radical surgirá de la mano de Lerroux a comienzos del XX en Cataluña, como opción de los sectores críticos con el sistema, pero también con el nacionalismo y los partidos de clase.




La crisis del sistema

El desarrollo de la segunda revolución industrial en España, el fortalecimiento de la conciencia de clase entre las clases populares y el distanciamiento entre los intereses de la nación y los de la oligarquía dominante llevaron a varias crisis que anunciaban la inviabilidad del sistema de la restauración:
- El pensamiento regeneracionista o finisecular. Costa o Almirall critican el sistema al que definen de oligárquico y caciquil y proponen un modelo de desarrollo basado en la regeneración democrática e institucional, en el impulso a la educación y a las obras públicas. La finalidad es salvar el retraso económico, social y político español con respecto a Europa y crear una sociedad moderna. Entre los partidos del sistema existirán regeneracionistas, pero la negación de la oligarquía a invertir frenará cualquier iniciativa de cambio.
- La crisis del 98. La pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas ante los norteamericanos pone de manifiesto la decrepitud política del país en el panorama internacional y supone un aldabonazo en la intelectualidad española.
- La Semana Trágica. El levantamiento popular en Barcelona en contra del llamamiento de reservistas para la Guerra de África, pone de manifiesto la injusticia del sistema de quintas, de las guerras coloniales y el ímpetu de una clase trabajadora, todavía desorganizada, frente al sistema.
- La crisis de 1917. En este año coinciden tres movimientos que muestran como el sistema está moribundo:
o Las Juntas de Defensa, organizaciones militares que defienden transformaciones dentro del ejército, pero también en el sistema político.
o La reunión de parlamentarios de Barcelona, entre los diputados ajenos a los dos partidos del sistema, en un intento de conseguir la convocatoria de unas cortes constituyentes que transformasen el sistema de la Restauración.
o La Huelga General. Convocada por UGT, tiene en principio un sentido de solidaridad con los tranviarios valencianos, pero pronto se muestra como la manifestación de la fortaleza del movimiento obrero.
- El sexenio bolchevique. Entre los años 1917 y 1923 el pistolerismo entre los pistoleros de la patronal y los de CNT se incrementó por la crisis económica que afecta a los trabajadores industriales tras la I Guerra Mundial.
- La Dictadura de Miguel Primo de Rivera. Supone el fin de un sistema que resulta inviable por la oposición que concentra en su contra y se convierte en la garantía para salvaguardar los intereses de la oligarquía tradicional.






Exposición del ministro Mendizábal a la reina gobernadora

Señora: Vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad del Estado, no es tan solo cumplir una promesa solemne y dar garantía positiva a la deuda nacional por medio de una amortización exactamente igual al producto de las ventas; es abrir una fuente abundantísima de felicidad pública, vivificar una riqueza muerta,(...) desobstruir los canales de la industria y de la circulación,(...) crear nuevos y fuertes vínculos que liguen a ella; es, en fin, identificar con el trono excelso de Isabel II, símbolo de poder y de libertad (...)
El Decreto que voy a tener la honra de someter a la augusta aprobación de V.M. sobre la venta de esos bienes adquiridos ya para la nación, así como en su resultado material ha de producir el beneficio de aminorar la fuerte suma de la deuda pública, es menester que en su tendencia (...) se funde en la alta idea de crear una copiosa familia de propietarios, cuyos goces y cuya existencia se apoye principalmente en el triunfo completo de nuestras altas instituciones.

Comentario:

1. Indica qué tipo de texto es
2. Indica quién es el autor, dando una breve biografía suya.
3. Indica a quién va dirigido, dando una breve biografía suya.
4. Indica en qué año se escribe el texto y en qué circunstancias se encuentran.
5. Explica los siguientes términos:
- la masa de bienes que han venido a ser propiedad del Estado
- la deuda nacional
- vivificar una riqueza muerta
-
identificar con el trono excelso de Isabel II
- triunfo completo de nuestras altas instituciones

6. Haz una relación de las causas que argumenta Mendizábal para defender la desamortización.
7. Haz una redacción con un mínimo de 150 palabras donde expliques las consecuencias de las desamortizaciones en la agricultura española.
fecha de entrega:1 de febrero de 2009

El convenio de Vergara

Convenio celebrado entre el Capitán General de los Ejércitos Nacionales D.
Baldomero Espartero y el Teniente General D. Rafael Maroto.
Art. 1º. El Capitán General don Baldomero Espartero recomendará con interés al Gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros.
Art. 2º. Serán reconocidos los empleos, grados y condecoraciones de los generales, jefes y oficiales, y demás individuos dependientes del ejército del mando del teniente general D. Rafael Maroto, quien presentará las relaciones con expresión de las armas a que pertenecen, quedando en libertad de continuar sirviendo defendiendo la Constitución de 1837, el trono de Isabel 2ª y la Regencia de su augusta Madre, o bien de retirarse a sus casas los que no quieran seguir con las armas de fuego.
[…] Art. 4º. Los que prefieran retirarse a sus casas siendo generales y brigadieres obtendrán su cuartel para donde lo pidan con el sueldo que por reglamento les corresponda: los jefes y oficiales obtendrán licencia limitada o su retiro según reglamento.
[…] Ratificado este convenio en el cuartel general de Vergara, a 31 de agosto de1839. – El Duque de La Victoria. – Rafael Maroto.- Vitoria”.

Comentario

1. Indica qué tipo de texto es
2. Explica quienes son los firmantes del texto
3. Explica cuales son las circunstancias en las que se firma el texto
4. Explica los siguientes términos:
- los Ejércitos Nacionales
- los fueros
- Constitución de 1837
- la Regencia de su augusta Madre
5. Explica las concesiones otorgadas en cada uno de los tres artículos señalados.
6. Haz un comentario de más de 150 palabras sobre el ideario y las bases sociales del carlismo.

fecha de entrega: 29 de enero de 2009

domingo, 18 de enero de 2009

El manifiesto de Abrantes

No ambiciono el trono; estoy lejos de codiciar bienes caducos; pero la religión, la observancia y cumplimiento de la ley fundamental de sucesión y la singular obligación de defender los derechos imprescriptibles de mis hijos... me esfuerzan a sostener y defender la corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser perpetuada.
Desde el fatal instante en que murió mi caro hermano (que santa gloria haya), creí se habrían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento habría sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora será el que no jure mis banderas, a los cuales, especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos cargos, cuando la misericordia de Dios me lleve al seno de mi amada Patria, a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión, la paz y la perfecta caridad. No padezco yo el sentimiento de que los católicos españoles que me aman, maten, injurien, roben ni cometan el más mínimo exceso...
Abrantes, 1 de octubre de 1833. Carlos María Isidro de Borbón.
Obtenido de "http://es.wikisource.org/wiki/Manifiesto_de_Abrantes"

Comenta el texto anterior indicando:

1. ¿Qué tipo de texto es?
2. ¿Quién es el autor?
3. ¿A quién va dirigido el texto?
4. ¿En qué circunstancias históricas se escribe?
5. Explica a qué se refiere el autor en las siguientes expresiones:
a. estoy lejos de codiciar bienes caducos
b. una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser perpetuada.
c. mi caro hermano
6. Indica que consecuencias tuvo este manifiesto

Plazo de entrega: jueves, 22 de enero

domingo, 11 de enero de 2009

Ejercicios sobre el periodo de la revolución liberal

Sitúa junto a cada fecha el reinado correspondiente:

1814-1833
1833-1840
1840-1843
1843-1868

Regencia de María Cristina
Regencia de Espartero
Isabel II
Fernando VII

Sitúa junto a cada fecha el periodo correspondiente:

1814-1820
1820-1823
1823-1833
1833-1840
1840-1843
1843-1854
1854-1856
1858-1863
1863-1868

Bienio Progresista
Trienio Liberal
Sexenio Absolutista
Década Moderada
Década Ominosa
Gobierno de la Unión Liberal
Crisis del final del reinado de Isabel II
Regencia de María Cristina
Regencia de Espartero

Sitúa junto a cada constitución los periodos en los que estuvo vigente en el periodo entre 1814 y 1868, su carácter y el tipo de soberanía que establecen:

Constitución de 1812
Estatuto Real
Constitución de 1837
Constitución de 1845
Constitución de 1856

Relaciona cada uno de los siguientes militares con un partido político:

Espartero
Narváez
O´Donell
Prim
Serrano
Zumalacárregui

Partido Carlista
Partido Demócrata
Partido Moderado
Partido Progresista
Unión Liberal

Sitúa junto a cada fecha el hecho correspondiente:

1814
1820
1822
1823
1825
1827
1833
1833
1836
1839
1842
1846
1854
1854
1858
1859
1861
1865
1866
1866
1868

Abrazo de Vergara
Intervención de los Cien mil hijos de San Luís
Insurrección de Barcelona
Independencia de Bolivia
Expedición a Indochina
Expedición a México
Guerra con Marruecos
Primera Guerra Carlista
Segunda Guerra Carlista
Guerra de los Agraviados
Manifiesto de Abrantes
Manifiesto del Manzanares
Manifiesto de los Persas
Pacto de Ostende
Pronunciamiento del Cuartel de San Gil
Pronunciamiento de Riego
Pronunciamiento de los sargentos de la Granja
Regencia de Urgell
Revolución Gloriosa
Sucesos de la Noche de San Daniel
Vicalvarada

Fecha de entrega: domingo, 18 de enero

sábado, 10 de enero de 2009

La I República


Tras la renuncia de Amadeo I en febrero de 1873 las Cortes se reúnen en una sola cámara y votan, ante la dificultad de buscar un nuevo candidato al trono y la extensión de los diputados republicanos, establecer la I República (1873-1874).
La república fue un periodo político muy agitado. En un solo año pasaron por ella cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar) y hubo de hacer frente a numerosos problemas:
- La guerra de Cuba, que continuó pese a la propuesta de autonomía recogida por la constitución federal y la eliminación de la esclavitud.
- La guerra carlista en el norte, que lanzó una nueva ofensiva ante la debilidad del estado republicano.
- Internacionalmente sólo obtuvo el reconocimiento de los EEUU y de Suiza, ante el cariz conservador que toman todos los gobiernos europeos tras la sublevación de la comuna de París en 1871.
- En el verano de 1873, mientras se debate la constitución republicana federal, se produce un levantamiento cantonal, sobre todo en el sur y levante, que será rápidamente sofocado, salvo en el cantón de Cartagena, que se hace con el arsenal de la escuadra española y resistirá hasta 1874
- En Alcoy se produce un levantamiento, pero de carácter bakunista
- La I Internacional (AIT) aprovechará el clima de libertades para extender su organización a España, gracias a propagandistas como Fanelli y Lafargue, que organizarán la sección española de esta organización, lo que provoca el aumento de la agitación obrera y las huelgas, sobre todo en Cataluña.
- El campesinado andaluz identifica falsamente el republicanismo con el reparto de tierras y la reforma agraria, por lo que procede a la ocupación de fincas.

Los mismos republicanos se muestran divididos entre federalistas y unitarios. El triunfo de los primeros permite la redacción de la constitución de 1873, que establece la república federal, la plena división de poderes, la separación Iglesia-Estado y libertades sociales. Suprimen también las impopulares quintas.

Una moción de censura que buscaba la reprobación de Emilio Castelar hace que el general Pavía protagonice un asalto a las Cortes y de paso a la republica autoritaria del general Serrano.
El cansancio por la inestabilidad política y social del periodo permitió que los sectores más conservadores preparasen una restauración monárquica. Antonio Cánovas será el encargado de facilitarla. Mediante el Manifiesto de Sandhurts Alfonso, hijo de Isabel II, se muestra dispuesto a ocupar el trono. El pronunciamiento del General Martínez Campos en Sagunto en diciembre de 1874 permite poner fin al gobierno de Serrano y concluir el sexenio democrático.

El sexenio democrático


El Sexenio Democrático (1868-1874) se muestra como:
- la culminación de la revolución liberal comenzada a comienzos de siglo e inacabada por la identificación del régimen de Isabel II con los sectores del liberalismo más conservador, que dejaba el control del país sobre una reducida oligarquía que impedía la modernización de la economía y del estado.
- el avance de la conciencia política de las clases populares que demandarán la extensión de los derechos políticos a todos los ciudadanos, ya expresada en las revoluciones democráticas de 1848 en Europa o el movimiento Cartista en Inglaterra.

Las causas de la Revolución Gloriosa (septiembre de 1868), que derribará a Isabel II del trono se deben a:
- Causas económicas: la crisis económica genera una situación de paro y hambruna entre la clase trabajadora, pero también un deseo entre la burguesía de modernizar la economía.
- Crisis de la industria textil a causa del bloqueo de las importaciones de algodón desde EEUU como consecuencias de la Guerra de Secesión.
- Crisis de la construcción ferroviaria debido a que las frustradas expectativas de beneficios hicieron caer el precio de las acciones y la inversión en nuevas líneas.
- Crisis bursátil de carácter europeo que llevó a la repatriación de capitales invertidos en España.
- Pésimas cosechas en los años 1866 y 1867 que produjeron el encarecimiento del trigo y el hambre.

- Causas políticas:
- Isabel II había alternado el poder entre los generales Narváez y O´Donnell y organizado por la constitución de 1845 que había convertido al país en un régimen oligárquico, represivo, incapaz de transformarse por la vía institucional y que mantenía al margen de la política a la inmensa mayoría de la población.
- La reina había dado la imagen de gestionar la política de modo arbitrario a través de su camarilla y de sus amistades y al margen del ordenamiento político.
- La represión para frenar cualquier contestación al régimen se había manifestado en los sucesos de la Noche de San Daniel y la represión del pronunciamiento de los sargentos del cuartel de San Gil
- El fallecimiento de los generales Narváez y O´Donnell, quienes habían sido sus principales valedores, dejó con escasos apoyos militares a la reina, sobre todo tras la matanza del cuartel de San Gil

Todas las fuerzas políticas a la izquierda del Partido Moderado (Progresistas, Demócratas, Republicanos y más tarde la Unión Liberal) firmarán un pacto, el Pacto de Ostende, dirigido a derribar a la dinastía borbónica y a crear un estado democrático que evite la revolución social.
Los militares que dirigen la conspiración (Serrano, Prim y Topete) pretenden que la Revolución Gloriosa no sea una revolución popular sino uno de los muchos pronunciamientos militares del XIX. Al levantamiento de la escuadra en Cádiz el 18 de septiembre le siguió el de numerosos acuartelamientos por todo el país, hasta que en la batalla de Alcolea las tropas realistas son derrotadas y la reina atraviesa la frontera camino del exilio.
Sin embargo, paralelamente se produce una revolución civil que conforma Juntas Revolucionarias locales y crea una milicia armada, los Voluntarios de la Libertad y que demuestra la politización social y su deseo de participación política. Los militares convencerán a las Juntas y a los Voluntarios de que se disuelvan y dejen el poder en manos de un Gobierno Provisional, dirigido por los generales serrano y Prim, que convocará cortes Constituyentes mediante sufragio universal masculino. Otras medidas tendentes a modernizar la economía fueron el establecimiento del Arancel Figueroa, destinado a la liberalización del mercado, y la creación de la peseta como unidad monetaria.

Las nuevas Cortes aprobarán la Constitución de 1869, un texto que establece la soberanía nacional basada en el sufragio universal masculino, la monarquía parlamentaria, la división radical de los poderes, una extensa declaración de derechos y libertades. Un sistema democrático que permite la participación política de todos los partidos dentro de un orden parlamentario.

La elección de un nuevo monarca, desechados los borbones, supone elegir entre las diferentes dinastías europeas. El elegido será Amadeo I de la dinastía italiana de los Saboya. El monarca se presenta respetuoso con el sistema constitucional democrático, pero se encuentra con el rechazo de los sectores monárquicos tradicionales como son los carlistas y la corte borbónica, de los republicanos, el clero, que rechaza a la dinastía que ha acabado con los Estados Pontificios, y a las clases populares que se burlan de un rey extranjero. Prim, su gran valedor, morirá en un atentado días antes de que Amadeo desembarque en España en enero de 1871.
La inestabilidad de los gobiernos (seis gobiernos y tres elecciones generales en dos años), la sublevación cubana tras el Grito de Yara (1868), en demanda de la independencia desde la isla, apoyada por EE.UU., y el comienzo de la Tercera Guerra Carlista en las provincias Vascas y Cataluña llevó a que Amadeo I aprovechase la petición del gobierno de disolver el cuerpo de artillería para negarse a ello y renunciar a la corona.

(la I República)

Tras la renuncia de Amadeo I en febrero de 1873 las Cortes se reúnen en una sola cámara y votan, ante la dificultad de buscar un nuevo candidato al trono y la extensión de los diputados republicanos, establecer la I República (1873-1874).
La república fue un periodo político muy agitado. En un solo año pasaron por ella cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar) y hubo de hacer frente a numerosos problemas:
- La guerra de Cuba, que continuó pese a la propuesta de autonomía recogida por la constitución federal y la eliminación de la esclavitud.
- La guerra carlista en el norte, que lanzó una nueva ofensiva ante la debilidad del estado republicano.
- Internacionalmente sólo obtuvo el reconocimiento de los EEUU y de Suiza, ante el cariz conservador que toman todos los gobiernos europeos tras la sublevación de la comuna de París en 1871.
- En el verano de 1873, mientras se debate la constitución republicana federal, se produce un levantamiento cantonal, sobre todo en el sur y levante, que será rápidamente sofocado, salvo en el cantón de Cartagena, que se hace con el arsenal de la escuadra española y resistirá hasta 1874
- En Alcoy se produce un levantamiento, pero de carácter bakunista
- La I Internacional (AIT) aprovechará el clima de libertades para extender su organización a España, gracias a propagandistas como Fanelli y Lafargue, que organizarán la sección española de esta organización, lo que provoca el aumento de la agitación obrera y las huelgas, sobre todo en Cataluña.
- El campesinado andaluz identifica falsamente el republicanismo con el reparto de tierras y la reforma agraria, por lo que procede a la ocupación de fincas.

Los mismos republicanos se muestran divididos entre federalistas y unitarios. El triunfo de los primeros permite la redacción de la constitución de 1873, que establece la república federal, la plena división de poderes, la separación Iglesia-Estado y libertades sociales. Suprimen también las impopulares quintas.

Una moción de censura que buscaba la reprobación de Emilio Castelar hace que el general Pavía protagonice un asalto a las Cortes y de paso a la republica autoritaria del general Serrano.
El cansancio por la inestabilidad política y social del periodo permitió que los sectores más conservadores preparasen una restauración monárquica. Antonio Cánovas será el encargado de facilitarla. Mediante el Manifiesto de Sandhurts Alfonso, hijo de Isabel II, se muestra dispuesto a ocupar el trono. El pronunciamiento del General Martínez Campos en Sagunto en diciembre de 1874 permite poner fin al gobierno de Serrano y concluir el sexenio democrático.

El liberalismo (ideario y corrientes) y la oposición al mismo

El liberalismo nace de los principios filosóficos surgidos en la Ilustración, de los políticos procedentes de las revoluciones inglesa, norteamericana y francesa, de los económicos postulados por Adam Smith y del afán de la burguesía por acabar con el Antiguo Régimen.

En su aspecto político:
- La Constitución se convierte el código que regula el funcionamiento del Estado. La monarquía está supeditada a la Constitución o se defiende el modelo de estado Republicano, frente a la monarquía absoluta propia del Antiguo Régimen.
- La jurisdicción sobre tierras y gentes será competencia del Estado y se elimina el sistema señorial. Ya no hay vasallos, sino ciudadanos.
- Se proclaman los derechos del individuo y la soberanía nacional, frente al sometimiento vasallático y la soberanía real.
- Se establece la división de poderes en donde el poder legislativo recae sobre un parlamento
- Se defiende el sufragio universal masculino.
- Aboga por un estado unitario y centralizado, frente al foralismo.
La Constitución de Cádiz formula la nación como el conjunto de todos los españoles, iguales en derecho y sobre los que reside la soberanía sobre el Estado

En su aspecto social:
- Se establece una sociedad de clases, basada en la igualdad jurídica de todos los ciudadanos frente al sistema estamental, que defendía los privilegios de la nobleza y el clero.

En el aspecto económico defiende:
- La propiedad libre y plena frente a los bienes vinculados y pertenecientes a comunales e instituciones.
- La libertad de comercio e industria y la libertad de contratación de los trabajadores, frente al control estatal o gremial.
- La fiscalidad común frente a las aduanas interiores y la fiscalidad foral

Ideológicamente no se rechaza la religión, pero se respeta la libertad de credo, se defiende la preeminencia del pensamiento científico, se lucha contra el control ideológico que ejerce la Iglesia sobre la población y se desamortizan sus bienes. Hay una clara tendencia hacia el anticlericalismo a causa de la identificación de la Iglesia con los intereses de los sectores más conservadores.

Entre los liberales se pueden señalar dos posiciones a lo largo de la primera mitad del XIX, los partidarios de un sistema puramente liberal y los que optan por un liberalismo más tibio.
- Durante las Cortes de Cádiz se diferencian entre liberales y reformistas ilustrados.
- En el Trienio Liberal entre Radicales y Doceañistas
- Durante el reinado de Isabel II entre Progresistas y Moderados

Los progresistas representan el ideario más puro del liberalismo, defienden la soberanía nacional, el poder de las Cortes frente a la Corona, el acceso progresivo al sufragio universal, la libertad de expresión, la Milicia Nacional, el anticlericalismo, el libre mercado y la desamortización de la tierra. Tienen sus apoyos entre la pequeña burguesía y algún sector de la alta burguesía industrial. Serán breves los periodos en los que acceden al poder, aunque provocarán cambios intensos que llevan al triunfo del liberalismo.
Los moderados toman su ideología del doctrinarismo político francés, que considera que la soberanía debe recaer en quienes poseen la propiedad económica del país. Allí está la alta burguesía latifundista, la aristocracia y aquellos sectores del absolutismo que necesitan adaptarse al nuevo modelo liberal imperante en Europa. Defienden una soberanía compartida entre el Rey y unas Cortes elegidas por sufragio censitario restringido, el poder de la Corona, el autoritarismo del gobierno, la restricción a las libertades individuales, el nombramiento de los poderes locales, la catolicidad del estado y el proteccionismo económico. Tras el triunfo definitivo de la revolución liberal en 1839, accederán al poder ocupando casi todo el reinado de Isabel II y consolidando un modelo de estado liberal al servicio de una oligarquía agraria y de la Corona.


Frente al liberalismo se desarrolla una reacción por parte de aquellos sectores más conservadores que se ven amenazados por las transformaciones revolucionarias.

La primera oposición a la revolución parte desde la misma monarquía tras el regreso a España de Fernando VII. Sintiéndose respaldado internacionalmente gracias al antiliberal Congreso de Viena, no duda en dar un autogolpe que acabe y reprima toda la obra de las Cortes de Cádiz, persiga a liberales y afrancesados, y reinstaure el Antiguo Régimen.
Durante el breve paréntesis del Trienio Liberal, logrado gracias al pronunciamiento de Riego, los absolutistas comienzan su estrategia de creación de milicias rebeldes y enfrentadas al gobierno liberal, como en el caso de la Regencia de Urgell.
Tras la intervención de la Santa Alianza, que repone a Fernando VII como rey absoluto, el monarca organizará el cuerpo de los Voluntarios Realistas, una milicia encargada de llevar a cabo la represión entre las filas liberales, que sufrirán la muerte, la cárcel o el destierro.

Tras la muerte de Fernando VII surge la Primera Guerra Carlista, conflicto civil que se extiende entre 1833 y 1840. Aparentemente es un conflicto dinástico que surge tras la muerte de Fernando VII en torno a la vigencia de la Ley Sálica borbónica o de la Pragmática Sanción y enfrenta a los partidarios de D. Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, con los de su hija, Isabel II, y la reina regente Mª Cristina. El conflicto político trascendente es el que enfrenta a los defensores a ultranza del sistema absolutista contra los partidarios de llevar a cabo la revolución liberal, tantas veces frustrada.
El carlismo es un fenómeno reaccionario que surge, como en otras sociedades europeas, frente a las transformaciones planteadas por revolución liberal. La Vendée durante la revolución francesa o el miguelismo portugués son ejemplos de levantamientos reaccionarios de carácter rural. Ideológicamente hace una defensa de los principios del antiguo régimen, del tradicionalismo foral, de la soberanía regia y de la religión. Socialmente está apoyado por aquellos sectores que se ven amenazados por el liberalismo: altos funcionarios del estado y mandos del ejército vinculados al régimen absolutista, baja nobleza, clero (sobre todo el regular), artesanado gremial, campesinado tradicionalista del norte peninsular y la opinión pública ultracatólica. Geográficamente afecta sobre todo tres grandes focos: las Provincias Vascongadas y Navarra, la montaña catalana y el Maestrazgo, aunque también será muy influyente en otras zonas del norte de España.
En el bando cristino se encuentran aquellos defensores de la revolución liberal o aquellos absolutistas moderados, que ven inevitable la necesidad de transformación del estado. Socialmente tiene el apoyo de la burguesía, de las clases urbanas, incluido el escaso proletariado, de un ejército surgido de la guerra de la independencia, con un amplio componente liberal, y de las clases propietarias, incluida la aristocracia.
Internacionalmente los cristinos contaron con el apoyo de las monarquías parlamentarias inglesa, portuguesa y francesa, mientras que el bando carlista contó con el reconocimiento de potencias lejanas como los imperios ruso y austriaco y Prusia.
El transcurso de la guerra dio oportunidad al bando carlista de algunas victorias, más debido a la incapacidad del ejército liberal que a la propia fortaleza carlista. Don Carlos protagoniza una marcha hasta el sur de la península e incluso llega hasta las puertas de Madrid, pero sin lograr adhesiones importantes. La fracasada insistencia de Don Carlos en la conquista de Bilbao, la muerte de su mejor general, Zumalacárregui, y la ofensiva lanzada por el general liberal Espartero fuerzan a los carlistas a negociar la paz.
El abrazo de Vergara entre Espartero y Maroto pone fin a la guerra, permitiendo la integración de las tropas y oficiales carlistas en el ejército del nuevo estado liberal y la permanencia de los fueros vascos y navarro. En el Maestrazgo, el general Cabrera todavía resistirá durante casi un año frente a los liberales.
La guerra carlista deja miles de muertos y una gran destrucción, sobre todo, en el norte del país. El carlismo arraigará generacionalmente y hará que las guerras carlistas se reproduzcan a lo largo del siglo XIX y apoyen el golpe militar contra la segunda república en 1936.

La agricultura española en el siglo XIX

La revolución liberal supuso el paso de estructuras del antiguo régimen a un sistema plenamente capitalista mediante:
- la abolición de los señoríos, pero de modo que dejó la propiedad de la tierra en manos de los antiguos señores
- la desvinculación de la tierra que permitía la libre propiedad
- la desamortización de las tierras pertenecientes a la Iglesia y a los Ayuntamientos, que sacó al mercado un gran número de propiedades que recayeron en manos de los grandes propietarios
- la eliminación de los privilegios ganaderos de la Mesta
- la libertad de precios y de comercio interior
- eliminación del diezmo
- libertad de cercamiento de tierras

La producción aumento gracias al crecimiento de población, que provocó una mayor demanda, y la política proteccionista, que favoreció unos precios altos. El aumento de la producción se realizó gracias a las roturaciones, puesto que los bajos salarios agrícolas hicieron que no se invirtiera en la renovación tecnológica, lo que mantuvo baja la productividad agraria.

La política económica fue predominantemente proteccionista. El gobierno mantenía los intereses de los grandes propietarios agrícolas, puesto que el proteccionismo les garantizaba precios altos en el mercado y les ahorraba inversiones.

Los bajos salarios de los jornaleros dificultaron la demanda de bienes de consumo industriales y, por lo tanto, la existencia de una industria que demandase mano de obra procedente del campo y que librase a éste del excedente de trabajadores.

Las estructuras de propiedad de la tierra se polarizaron en torno al minifundio en el norte, que dificultaba la subsistencia, y el latifundio en el sur, que condenaba a miles de jornaleros a una situación de miseria.

Los principales productos fueron el cereal, que aumentó gracias al arancel proteccionista hasta 1869, con unos precios altos, que provocaban el hambre en años de malas cosechas; la viticultura, que se especializó en algunas regiones como La Rioja y Cataluña, que aumentó con la plaga de la filoxera en Francia; el olivo en Andalucía, La Mancha, Aragón y Cataluña y la naranja, en levante, que era un producto competitivo y fácilmente exportable. La patata y el maíz en el norte también se convirtieron en productos básicos

Durante los años ochenta se produce una bajada de los precios del cereal debido a la entrada de trigo más barato. Esto provocará una reposición de la política proteccionista desde 1891 y el establecimiento de aranceles. La extensión de la filoxera a España también afectó a la producción de la vid.

El desigual reparto de las rentas agrarias y de la tierra, el atraso tecnológico del campo español, la falta de demanda de mano de obra industrial que evitase la presión social y la política proteccionista de los gobiernos que encarecía los precios de los alimentos provocó una radicalización de un amplio sector del campesinado jornalero, que desde la década de los sesenta empezarán a reclamar la reforma agraria y la ocupación de fincas.

La industrialización española del XIX



La historiografía ha interpretado tradicionalmente como un fracaso el desarrollo de la industria española en relación con otros países europeos, achacándolo a:

- La geografía: el fragmentado y abrupto relieve y la pobre red fluvial del país, que dificultaban las comunicaciones, encarecían el transporte y obstruían la integración de un mercado nacional.
- La escasez de materias primas y fuentes de energía y su dificultad extractiva.
- El lento crecimiento demográfico, que dificulta la obtención de mano de obra industrial y la formación de un mercado de consumo.
- La falta de capital, que se dirigió, sobre todo, a la compra de tierras desamortizadas. El capital extranjero acaba repatriando sus beneficios y hace el país más frágil a cualquier crisis.
- La pérdida del imperio colonial, que dificulta la adquisición de materias primas, mercado de consumo y capital procedente del comercio.
- La política proteccionista, que frena la modernización tecnológica en las fábricas y en el campo
- El predominio de una sociedad agraria de carácter rural, donde se mantienen unos salarios de miseria, que impide la existencia de una demanda de bienes de consumo.

El desarrollo industrial se centró en las siguientes áreas:
En Barcelona y su entorno se desarrolla una industria textil algodonera que incorpora la tecnología del vapor y recibe las inversiones de una burguesía comercial y agraria catalana. Sin embargo, no será capaz de competir con los tejidos ingleses, por lo que exige una política proteccionista. El modelo que predominó fue el de pequeña empresa familiar.
El sector siderúrgico tiene sus inicios en la costa malagueña, aprovechando los recursos minerales de las serranías andaluzas. Sin embargo, la lejanía de los mercados europeos y lo costoso del transporte de las materias primas hace que en la década de 1860 decaiga este sector.
La siderurgia vasca relevará a la andaluza gracias a la existencia de mineral férrico en el País Vasco y a los fletes de carbón procedentes de Gales. El desarrollo del ferrocarril y de industrias navales y metalúrgicas favorecerá el desarrollo de este sector.
No obstante, la red de ferrocarriles se llevó a cabo con capital y material extranjero en gran parte, para abaratar costes y agilizar la extensión del trazado. El tren permitió articular un mercado nacional y extender la producción industrial a gran parte del país.
En el sur y el interior peninsular se desarrollan industrias de transformados agrícolas: fábricas harineras, fábricas de aceite y, sobre todo, bodegas, a partir de la epidemia de la filoxera que afecta a la producción de uva francesa a finales del XIX, y azucareras, tras la pérdida de Cuba.

La desamortización


Por desamortización se entiende la enajenación de los bienes de manos muertas pertenecientes a la Iglesia, ayuntamientos u otras instituciones, para ser traspasados a la propiedad privada. Todos los procesos liberales en Europa ponen en marcha procesos similares destinados a favorecer un tipo de propiedad capitalista frente a la tierra amortizada propia del Antiguo Régimen.
Los ilustrados de la corte de Carlos III defendieron la necesidad de desamortizar, ante la evidencia de que la iniciativa empresarial se veía frenada por la concentración de tierra en manos de la Iglesia y las limitaciones al mercado que imponía el antiguo régimen. Sin embargo, el monarca no se atrevió a enfrentarse con la Iglesia, institución sobre la que se apoyaba el sistema del antiguo régimen.
Godoy sí se atrevió a desamortizar los bienes de algunas obras pías de la Iglesia (hospitales, hospicios, etc.) para saldar la deuda pública contraída a causa de las guerras, primero con Francia y luego con Inglaterra, en las que se ve inmerso el país, lo que le acarreó la enemistad del clero, que conspirará contra él.
El proceso revolucionario que supone la Guerra de la Independencia, tanto en la España gobernada por José I, como en la de las Cortes de Cádiz, inició un proceso desamortizador de los bienes de la Iglesia y una disolución de un gran número de pequeños conventos. Napoleón incluso firmó un decreto que establecía la desamortización de las tierras de los Grandes de España. La inestabilidad del periodo impidió hacer efectivas las desamortizaciones.
El breve trienio liberal, durante el reinado de Fernando VII, volvió a intentar llevar a cabo esta labor desamortizadora, pero el regreso al absolutismo tras la intervención de la Santa Alianza, devolvió las escasas propiedades desamortizadas a la Iglesia.

Hay que esperar a las desamortizaciones de Mendizábal en 1836 de los bienes de la Iglesia y a la de Madoz en 1854 de los bienes municipales para que se lleve a cabo de un modo efectivo e irrevocable este proceso.
La desamortización de Mendizábal respondía a varios objetivos:
- Obtener recursos económicos inmediatos para salvar la deuda que arrastraba la hacienda pública y a medio plazo con la tributación que harían los nuevos propietarios sobre la tierra.
- Financiar al ejército cristino para derrotar definitivamente al carlismo
- Debilitar a un clero regular que se había convertido en el respaldo ideológico del absolutismo
- Reducir el número de clérigos, que suponían un porcentaje importante de población pasiva.
- Mejorar la explotación de la tierra, ahora en manos de la propiedad privada, de modo que se produzca un incremento de la producción agraria
- Afianzar los apoyos a la causa cristina, atrayendo a las clases altas, incluida la aristocracia, el alto clero o los propietarios agrarios, de modo que se consolidase la frágil monarquía constitucional.
- Crear una clase de propietarios, de burgueses, que pusiera en marcha el proceso de revolución liberal


El modelo de desamortización español:
- Provocó un desigual reparto de las rentas agrarias, dejando la mayor parte de la propiedad en manos de una oligarquía terrateniente, no favoreciendo el acceso a la propiedad del pequeño campesinado.
- Perjudicó a un campesinado que pagaba rentas bajas a los señores eclesiásticos o que se beneficiaba de las propiedades comunales.
- Implicó una importante pérdida del patrimonio histórico-artístico que suponían los edificios eclesiásticos.
- Hizo que las clases más capitalizadas del país dirigieran su dinero a la adquisición de tierras con unas rentas aseguradas, en lugar de invertir en sectores que hubieran permitido otras vías de modernización del país, como la industria.

jueves, 8 de enero de 2009

Ejercicio sobre la Constitución de Cádiz

Abre el texto de la constitución de Cádiz disponible en http://www.fuenterrebollo.com/1812/menu.html y responde a las siguientes preguntas:

¿En qué artículo establece sobre quien recae la soberanía?
¿Qué obligaciones tienen los españoles?
¿Existe libertad religiosa?
¿Cuál es el objetivo del gobierno?
¿Qué tipo de gobierno establece?
¿Sobre quién recae el poder ejecutivo?
En el artículo 141 y siguientes fija la sanción real de las leyes redactadas por las Cortes, ¿qué ocurre en el caso de que por tres veces el Rey se niegue a sancionar una ley?
¿Sobre quién recae el poder legislativo?
¿Resume cuáles son las restricciones que se le ponen a la autoridad del Rey?
¿Quién fija el presupuesto de la casa real?
¿Qué ministerios o secretarías de estado se establecen?
¿sobre quién recae el poder judicial?
¿Quién nombra a los alcaldes que gobiernan los ayuntamientos?
¿Quién regula el ejército?
¿Cuándo se reúne la milicia?
¿Qué establece la constitución que se ha de enseñar en las escuelas de primeras letras?

Finalmente, indica durante que tres periodos estuvo vigente la Constitución de Cádiz, de qué circunstancias fue precedida y cuales le pusieron fin.

Fecha de entrega: 14 de enero

martes, 6 de enero de 2009

Los Sitios de Zaragoza y Faluya

Haz una redacción de treinta líneas (aproximadamente) donde comentes los elementos en común entre la resistencia de Zaragoza y la de Faluya.
El texto siguiente es el inicio del capítulo XXIX de Zaragoza, de la serie de los Episodios Nacionales escritos por Benito Pérez Galdós. El texto hace una descripción de la situación de la ciudad en las últimas jornadas del segundo sitio de la ciudad. Puedes leer el resto del capítulo en la siguiente dirección:http://es.wikisource.org/wiki/Zaragoza_:_29
¿Zaragoza se rendirá? La muerte al que esto diga.
Zaragoza no se rinde. La reducirán a polvo: de sus históricas casas no quedará ladrillo sobre ladrillo; caerán sus cien templos; su suelo abrirase vomitando llamas; y lanzados al aire los cimientos, caerán las tejas al fondo de los pozos; pero entre los escombros y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde.
Llegó el momento de la suprema desesperación. Francia ya no combatía: minaba. Era preciso desbaratar el suelo nacional para conquistarlo. Medio Coso era suyo, y España destrozada se retiró a la acera de enfrente. Por las Tenerías, por el arrabal de la izquierda, habían alcanzado también ventajas, y sus hornillos no descansaban un instante.
Al fin ¡parece mentira!, nos acostumbramos a las voladuras, como antes nos habíamos acostumbrado al bombardeo. A lo mejor se oía un ruido como el de mil truenos retumbando a la vez. ¿Qué ha sido? Nada: la Universidad, la capilla de la Sangre, la casa de Aranda, tal convento o iglesia que ya no existe. Aquello no era vivir en nuestro pacífico y callado planeta; era tener por morada las regiones del rayo, mundos desordenados donde todo es fragor y desquiciamiento. No había sitio alguno donde estar, porque el suelo ya no era suelo y bajo cada planta se abría un cráter. Y sin embargo, aquellos hombres seguían defendiéndose contra la inmensidad abrumadora de un volcán continuo y de una tempestad incesante. A falta de fortalezas, habían servido los conventos; a falta de conventos, los palacios; a falta de palacios, las casas humildes. Todavía había algunas paredes.
Ya no se comía. ¿Para qué, si se esperaba la muerte de un momento a otro? Centenares, miles de hombres perecían en las voladuras y la epidemia había tomado carácter fulminante. Tenía uno la suerte de salir ileso de entre la lluvia de balas, y luego al volver una esquina, el horroroso frío y la fiebre, apoderándose súbitamente de la naturaleza, le conducían en poco tiempo a la muerte. Ya no había parientes ni amigos; menos aún: ya los hombres no se conocían unos a otros, y ennegrecidos los rostros por la tierra, por el humo, por la sangre, desencajados y cadavéricos, al juntarse después del combate, se preguntaban: « ¿Quién eres tú? ¿Quién es Vd.?».
Ya las campanas no tocaban a alarma, porque no había campaneros: ya no se oían pregones, porque no se publicaban proclamas; ya no se decía misa, porque faltaban sacerdotes; ya no se cantaba la jota, y las voces iban expirando en las gargantas a medida que iba muriendo gente. De hora en hora el fúnebre silencio iba conquistando la ciudad. Sólo hablaba el cañón, y las avanzadas de las dos naciones no se entretenían diciéndose insultos. Más que de rabia, las almas empezaban a llenarse de tristeza, y la ciudad moribunda se batía en silencio para que ni un átomo de fuerza se le perdiera en voces importunas.
La necesidad de la rendición era una idea general; pero nadie la manifestaba, guardándola en el fondo de su conciencia, como se guarda la idea de la culpa que se va a cometer. ¡Rendirse! Esto parecía una imposibilidad, una obra difícil, y perecer era más fácil.
Pasó un día después de la explosión de San Francisco; día horrible que no parece haber existido en las series del tiempo, sino tan sólo en el reino engañoso de la imaginación. Yo había estado en la calle de las Arcadas poco antes de que la mayor parte de sus casas se hundieran. Corrí después hacia el Coso a cumplir una comisión que se me encargó y recuerdo que la pesada e infecta atmósfera de la ciudad me ahogaba, de tal modo que apenas podía andar. Por el camino encontré el mismo niño que algunos días antes vi llorando y solo en el barrio de las Tenerías. También entonces iba solo y llorando, y además el infeliz metía las manos en la boca, como si se comiese los dedos. A pesar de esto nadie le hacía caso. Yo también pasé con indiferencia por su lado; pero después una vocecilla dijo algo en mi conciencia, volví atrás y me le llevé conmigo, dándole algunos pedazos de pan. Cumplida mi comisión, corrí a la plazuela de San Felipe, donde después de lo de las Arcadas, estaban los pocos hombres que aun subsistían de mi batallón. Era ya de noche, y aunque en el Coso había gran fuego entre una y otra acera, los míos fueron dejados en reserva para el día siguiente, porque estaban muertos de cansancio.
Faluya es la ciudad símbolo de la resistencia antinorteamericana en Irak. La Guerra de la Independencia es un conflicto del siglo XIX contra el imperialismo napoleónico en Europa, mientras que la Guerra de Irak es un conflicto del siglo XXI en una zona cultural muy diferente. Sin embargo, ambos sitios tienen elementos que pueden ser comparables, por el tipo de guerra planteado y por la repercusión mediática que han supuesto en su entorno cultural, la Europa romántica del siglo XIX y el mundo árabe actual.
Para ver la visión norteamericana de la ocupación de Faluya puedes consultar la siguiente página:http://www.guardian.co.uk/flash/0,5860,1193510,00.htmlPara ver la de la resistencia iraquí puedes ver los videos que están colgados en youtube buscando términos como faluya, falluja o fallujah.
Fecha de entrega 11 de enero de 2009