Por desamortización se entiende la enajenación de los bienes de manos muertas pertenecientes a la Iglesia, ayuntamientos u otras instituciones, para ser traspasados a la propiedad privada. Todos los procesos liberales en Europa ponen en marcha procesos similares destinados a favorecer un tipo de propiedad capitalista frente a la tierra amortizada propia del Antiguo Régimen.
Los ilustrados de la corte de Carlos III defendieron la necesidad de desamortizar, ante la evidencia de que la iniciativa empresarial se veía frenada por la concentración de tierra en manos de la Iglesia y las limitaciones al mercado que imponía el antiguo régimen. Sin embargo, el monarca no se atrevió a enfrentarse con la Iglesia, institución sobre la que se apoyaba el sistema del antiguo régimen.
Godoy sí se atrevió a desamortizar los bienes de algunas obras pías de la Iglesia (hospitales, hospicios, etc.) para saldar la deuda pública contraída a causa de las guerras, primero con Francia y luego con Inglaterra, en las que se ve inmerso el país, lo que le acarreó la enemistad del clero, que conspirará contra él.
El proceso revolucionario que supone la Guerra de la Independencia, tanto en la España gobernada por José I, como en la de las Cortes de Cádiz, inició un proceso desamortizador de los bienes de la Iglesia y una disolución de un gran número de pequeños conventos. Napoleón incluso firmó un decreto que establecía la desamortización de las tierras de los Grandes de España. La inestabilidad del periodo impidió hacer efectivas las desamortizaciones.
El breve trienio liberal, durante el reinado de Fernando VII, volvió a intentar llevar a cabo esta labor desamortizadora, pero el regreso al absolutismo tras la intervención de la Santa Alianza, devolvió las escasas propiedades desamortizadas a la Iglesia.
Hay que esperar a las desamortizaciones de Mendizábal en 1836 de los bienes de la Iglesia y a la de Madoz en 1854 de los bienes municipales para que se lleve a cabo de un modo efectivo e irrevocable este proceso.
La desamortización de Mendizábal respondía a varios objetivos:
- Obtener recursos económicos inmediatos para salvar la deuda que arrastraba la hacienda pública y a medio plazo con la tributación que harían los nuevos propietarios sobre la tierra.
- Financiar al ejército cristino para derrotar definitivamente al carlismo
- Debilitar a un clero regular que se había convertido en el respaldo ideológico del absolutismo
- Reducir el número de clérigos, que suponían un porcentaje importante de población pasiva.
- Mejorar la explotación de la tierra, ahora en manos de la propiedad privada, de modo que se produzca un incremento de la producción agraria
- Afianzar los apoyos a la causa cristina, atrayendo a las clases altas, incluida la aristocracia, el alto clero o los propietarios agrarios, de modo que se consolidase la frágil monarquía constitucional.
- Crear una clase de propietarios, de burgueses, que pusiera en marcha el proceso de revolución liberal
El modelo de desamortización español:
- Provocó un desigual reparto de las rentas agrarias, dejando la mayor parte de la propiedad en manos de una oligarquía terrateniente, no favoreciendo el acceso a la propiedad del pequeño campesinado.
- Perjudicó a un campesinado que pagaba rentas bajas a los señores eclesiásticos o que se beneficiaba de las propiedades comunales.
- Implicó una importante pérdida del patrimonio histórico-artístico que suponían los edificios eclesiásticos.
- Hizo que las clases más capitalizadas del país dirigieran su dinero a la adquisición de tierras con unas rentas aseguradas, en lugar de invertir en sectores que hubieran permitido otras vías de modernización del país, como la industria.
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